sábado, 3 de enero de 2009

Cuento del año.



Éranse una vez dos pueblos sometidos. El palestino a manos del hebreo; el euskaldún a manos del ibero.
Jaime Richart Para Kaos en la Red


En ambos casos (para eso era opresión) había una ominosa desigualdad de fuerzas entre el opresor y el oprimido. Y en ambos había también incrustación. El hebreo -Estado artificial- incrustado en el palestino, y el ibero -Es­tado aglomerado- incrustado en el euskaldún.
En ambos casos, palestinos y euskaldunes hacían frente al mismo Polifemo. Pero mientras aquellos sólo podían servirse de bom­bas caseras, Polifemo en un caso aplastaba a misilazos a la hormiga palestina, y en el otro metía en la trena al euskaldún.


Pero había diferencias.


Una, que mientras que la dominación del hebreo sobre el palestino había empezado ayer, la del ibero sobre el euskaldún se perdía en la noche de los tiempos.


Otra, que mientras el hebreo no aprendía la lengua del palestino ni el ibero aprendía la del euskaldún, el palestino aprendía la lengua del hebreo, y el euskaldún la del ibero.


Otra, que mientras el hebreo contaba con las fuerzas del imperio y el ibero era lacayo de éste, la única fuerza con la que contaban el euskaldún y el palestino era la mera fuerza humana.


Había que buscar una salida inédita a la extrema violencia. Y como opresores y oprimidos vivían no ya en el siglo de las lu­ces sino en el siglo de la suma lucidez, el hebreo se retiró de los territorios ocupa­dos, y el ibero reconoció su independencia al euskaldún.

Jaime Richart en Kaos en la Red

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