sábado, 12 de febrero de 2011

Por qué EE.UU. no quiere perder Egipto.

Egipto no es Somalia, es una potencia regional con un ejército altamente equipado. El Cairo está muy cerca de Israel y Mubarak ha sido un factor principal a la hora de mantener los intereses árabes
Andrés Sal.lari
Los sucesos de las últimas semanas en el norte de África y parte del Medio Oriente nos obligan a reflexionar sobre algunos países que permanecían marginados del habitual análisis geopolítico; y al realizar este ejercicio vuelve a evidenciarse que el concepto de imperio aparece más vigente que nunca.
En Egipto pareciera ser que la última palabra sobre la forma de establecer la continuidad de su sistema político la tiene Washington y no El Cairo.

Estados Unidos avaló durante años a quien hoy la prensa hegemónica occidental descubre como el dictador Hosni Mubarak.

El ultraconservador exvicepresidente de George W. Bush, Richard Cheney, calificó a Mubarak, de viejo amigo y aliado de Estados Unidos, también instó a la Casa Blanca a tener eso en consideración al tratar la crisis en ese país.
El ideólogo de la invasión a Irak aseguró: “Creo que Mubarak necesita ser tratado como se merece, porque ha sido un buen amigo”.
Cheney recordó que el dictador colaboró con Estados Unidos durante la Guerra del Golfo de 1991 al permitir la presencia de aviones estadounidenses.

Parece ser que la línea expresada por el viejo halcón no es marginal, el enviado de Barack Obama a Egipto, Frank Wisner, definió: “La continuidad de Mubarak en el liderazgo político de Egipto es fundamental: es la oportunidad con la que cuenta para escribir su propio legado”.

Egipto es el segundo cliente más importante para la industria armamentística estadounidense detrás de Israel. Se calcula que Mubarak gasta entre 1.200 y 2.000 millones de dólares anuales en comprarle armas a Estados Unidos.

Este dato nos abre el camino para entender el por qué Washington no puede permitirse un gobierno no adicto en El Cairo (capital de Egipto). Si Washington no puede permitir que el arsenal atómico paquistaní pase a manos islámicas, la misma lógica debe plantearse para el multimillonario arsenal de Egipto.

Extraido de: http://www.kaosenlared.net/

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