Pero, lamentablemente, ha pasado la época heroica. Se ha falseado el significado del 1º de Mayo. Se le ha convertido en un día de ritual, de culto, de idolatría. El día de lucha contra la explotación es ahora un día de fiesta.
La precariedad laboral campa a sus anchas y todavía peor para mujeres e inmigrantes.
La siniestralidad laboral alcanza unas cifras escalofriantes. Y, sin embargo, nadie se escama por las víctimas de este terrorismo patronal.
La tan peleada jornada de ocho horas es sólo un bello recuerdo para una gran parte de los trabajadores.
Las continuas reformas laborales y de la seguridad social no hacen más que mordisquear nuestras condiciones, haciéndolas menguar año a año para, así, mejorar más, si cabe, las de nuestros explotadores.
En definitiva, todos podemos ver como, día a día, los derechos que se consiguieron a base de mucho esfuerzo y sangre van viéndose recortados.
Las continuas reformas laborales y de la seguridad social no hacen más que mordisquear nuestras condiciones, haciéndolas menguar año a año para, así, mejorar más, si cabe, las de nuestros explotadores.
En definitiva, todos podemos ver como, día a día, los derechos que se consiguieron a base de mucho esfuerzo y sangre van viéndose recortados.
Visto esto, ¿alguien cree que tenemos algo que celebrar? ¿Es el 1º de Mayo una fiesta para los trabajadores?
Está claro que no. No hay nada que celebrar. Al contrario, es el momento de concienciarnos y luchar, de dar un puñetazo sobre la mesa y decir que ya estamos hartos. Hartos de la injusticia, hartos de ser explotados, de los explotadores y de la complicidad de sus secuaces: el Estado y los sindicatos mayoritarios, amarillos y antiobreros, como UGT, CCOO etc.
La única forma de luchar es estar unidos y organizarse libremente.
No conviertas el 1º de Mayo en una fiesta. ¡Lucha!
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