Aunque lamentablemente esta sociedad no tiene el nivel de conciencia de la de entonces (que no se preocupe Ratzinger, al menos de momento), hemos podido escuchar un grito desde hace meses en multitud de manifestaciones y actos públicos por Madrid, de boca de una compañera: ¡Cuidado con la carteras, que viene el Papa! Exacto. Los/as católicos/as organizadores han declarado unos gastos para las Jornadas Mundiales de la Juventud de 50 millones de euros. A pesar de lo asombroso de la cifra en estos tiempos que corren, repiten hasta la saciedad que no se va a poner un sólo euro de dinero público, declaraciones que les han tenido que llevar directamente al confesionario por mentirosos. Ellos lo saben. Saben que en la anterior visita la Xunta de Galicia puso alrededor de 4 millones de euros para los preparativos, y el ayuntamiento de Barcelona declaró haber gastado otro milloncejo. Esto al margen del ingente despliegue policial que incluso mantuvo una zona de intervención de las comunicaciones en la que ni los móviles ni internet funcionaban.
En el caso de Madrid, y viendo los precedentes, el Ayuntamiento no ha querido dar cifras del gasto municipal. Aseguran que tendrá un “coste cero”, pero en palabras del jefe de los organizadores del asalto, “esto no significa que no haya gasto municipal”, para luego afirmar que “los presupuestos de la ciudad contemplan la celebración de grandes eventos”. También dicen que del gasto municipal obtendrán pingües beneficios. Pero habría que preguntarse ¿quién los obtendrá? Porque no sólo se trata del ingente despliegue policial en furgoneta, rocín o helicóptero, la ocupación de Cibeles y el desalojo de Sol, sino que se ponen a su disposición 700 centros públicos para el alojamiento de sus participantes. Por ejemplo, ¿Quién paga la luz y el agua? Pero el colmo ha sido enterarnos de que van a cobrar a los/as participantes por la utilización de esos espacios públicos cedidos gratuitamente. Esto sí es piratería y no lo de los manteros. Habría que preguntarse si el silencio institucional al respecto sería el mismo en caso de haberlo hecho otro tipo de organización.
Y por si no fuese suficiente, de las arcas de la Comunidad van a destinar 200.000 euros a pagar horas extras a aquellos/as trabajadores/as de Metro que así lo deseen. Sería solamente un chiste de mal gusto si estos/as mismos/as trabajadores/as no estuviesen todavía en los tribunales denunciados/as como consecuencia de la huelga que el ayuntamiento consideró “salvaje” hace unos meses. En ella se reclamaba una subida salarial de acuerdo con el IPC a lo que la Comunidad de Madrid se opuso limpiándose el culo con el convenio colectivo firmado bajo el pretexto de que no había dinero porque estamos en crisis. Como decimos no es un chiste, es un insulto por parte de unas autoridades que son los que verdaderamente se merecen el calificativo de salvajes.
Pero habría que añadir: ¡Cuidado con las conciencias, que viene el Papa! Porque volveremos a escuchar al portavoz de esta secta religiosa hablar de resignación, de humillación y de obediencia ciega. Nos empujará de nuevo a la sumisión hacia aquellos poderes que están haciendo de la idea de que estamos ahora en crisis un bonito negocio particular. La clase trabajadora ha estado permanentemente en crisis, y permanentemente la clase política y empresarial han aumentado sus beneficios en la misma proporción que recortaban nuestros derechos. Los beneficios de las principales empresas del IBEX aumentaron casi un 25% el año pasado respecto al anterior. Sólo 5 de ellas alcanzan más de 31.000 millones de euros de beneficios. Algunas de estas empresas promocionan los fastos de la visita. Mientras esto sucede hay que recordar a la Iglesia encíclicas pontificias como la Quanta Cura de Leon XIII o la Rerum Novarum de Pío IX, alias “el Infalible”, que sacralizan la unión entre la Iglesia y el Imperio (“[...] que siempre fue tan provechosa así a la Iglesia como al mismo Estado”, palabra de dios, ...), condenan la libertad religiosa (sí, sí, como lo oyen), presentan la sociedad clasista como algo natural y dan categoría sagrada a la propiedad privada. Porque aunque fueron promulgadas a finales del siglo XIX, para la iglesia siguen plenamente vigentes por el carácter de teleoperador divino que posee Ratzinger (tiene línea directa con dios). Y todavía hay que aguantar que a ésta última la llamen “la primera Encíclica Social” porque dicen que se ocupa de los/as pobres. Efectivamente, de que sigan siéndolo, y con ello el círculo se cierra: Capital-Religión-Estado.
La visita se enmarca además en el intento de reescribir la Historia y ampliar su influencia, algo que la Iglesia realiza constantemente como cualquier religión proselitista. Ya sufrimos la vergüenza de las beatificaciones y canonizaciones de los que llamaron “Mártires” de aquello que otros de los suyos llamaron “Santa Cruzada” y que cualquier historiador/a que se precie de serlo calificará de escabechina contrarrevolucionaria y exterminio de conciencias sociales: 1936-1976. Ahora vendrá de nuevo a hablar a sus fieles de ese “laicismo agresivo” y de su condición de víctima por los ataques al cristianismo (ya presentaron 150 denuncias por “persecución religiosa” en mayo ante las Naciones Unidas, nada menos). No en vano, en junio de este año Ratzinger ha estado visitando Croacia alabando su acercamiento a la Unión Europea tan querido por dios y por los alemanes Hitler, Kohl, Schröeder y ahora Merkel. En este lugar no ha tenido empacho en prometer impulsar la canonización del cardenal Stepinac al que también pintan como “mártir del comunismo”. Este arzobispo, nombrado cardenal en prisión, fue uno de los fervientes impulsores del régimen colaboracionista nazi que fue el “Estado Independiente de Croacia”, bajo la dirección de Ante Pavelic, y se le puede ver en numerosas fotografías en actos públicos junto a jerarcas Ustasha (fascistas croatas), junto al propio Pavelic e incluso con oficiales del Reich alemán. A pesar de ello sólo pasó 5 años en prisión. De esto no habla Ratzinger, como tampoco de Ante Pavelic, aunque fuera evadido por la Iglesia Católica hacia Argentina a pesar de su condición de criminal de guerra y enterrado en el cementerio de San Isidro en Madrid tras su muerte en 1959. Ignoramos si dentro de los actos hay una visita para ponerle una corona de flores a quien fue tan convincente en la conversión de ortodoxos al catolicismo (840.000 muertos).
Con todo esto sólo pretendemos mostrar un grano de arena de lo que ha sido y es esta Iglesia y por lo que la CNT, y en general todo el movimiento libertario siempre ha reconocido en ella, como en toda religión organizada, un enemigo de primer orden. Por ello la Confederación manifiesta su más enérgica repulsa hacia la visita de Ratzinger, como autoridad de la Institución que representa.
Ni dios ni amo.
Secretaría de Acción Social
Secretariado Permanente del Comité Confederal-CNT.
Extraido de: http://www.cnt.es/
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