Hace poco, el compañero anarquista Yiorgos Voutsis-Vogiatsis, encarcelado por intento de atraco a un banco, fue testigo de muerte de un preso. Aquí la traducción de la carta que Yiorgos ha escrito sobre ese hecho.
LA NOCHE EN LA CELDA
Los crujidos de la muerte continúan, la sangre sale por la boca y por la nariz. El pulso baja, la corazón no da más señales. Las patadas contra la puerta de la celda, los gritos. Parece que estuvimos gritando horas para que abren. El primero carcelero que llega es frío y cínico, el preso de su propio miedo a las fugas, el miedo debido tan a las incidentes del pasado como a las películas que ha visto. Se niega abrir la puerta bajo ninguna circunstancia. Ni siquiera le conmueve la vista de una persona en coma desangrándose. Dice que como primero tiene que informar al alcaide. Otro retraso de diez minutos, la corazón de Spiros Gardiklis ya no lo aguanta. Las puertas de esa institución penitenciaria son como puertas del Infierno mismo. No hay ni camilla para llevar al muerto porque, como se sabe, cuando las celdas están ya cerradas, todo el personal médico desaparece. Lo de contar a los presos es un acto final. Hoy Spiros no estaba presente. El resto sólo puede contar a nuestros muertos y algunos de nosotros juran la venganza.
Abajo con todos los carceles.
Adios, Spiros.
Cárcel rural de Kassavetia, Volos
4 de junio 2009
Yiorgos Voutsis-Vogiatsis
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